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Di no a los plasticos

DI NO A LOS PLÁSTICOS. DI NO A LA REVOLUCIÓN DE LA CONTAMINACIÓN.

Adapta tus hábitos a las alternativas saludables.

Vivimos rodeados de plásticos. Nuestras vidas avanzan a partir del plástico. Comemos y bebemos plástico… Pero aunque la Revolución Industrial fue el inicio del cambio climático y el legado tóxico, el plástico es el material que ha recogido el relevo para continuar esta revolución de la contaminación.

A finales del S.XIX comenzó todo. Se estima que desde la invención del plástico en 1860 se han producido más de 8.500 toneladas de plástico. Lo que se puede decir con bastante contundencia es que con esta cantidad podríamos envolver la tierra con un film transparente de este derivado del petróleo.

Estamos pensando a gran escala y las cifras abruman, porque en 160 años hemos conseguido que el desarrollo de la humanidad destroce el planeta y vivamos a expensas de este veneno. Un tóxico presente en multitud de superficies, productos y alimentos como el poliestireno, polietileno, polipropileno (y otros muchos) que en ciertos productos generan ftalatos o bisfenol A, clasificados como disruptores endocrinos. En resumen, estos compuestos químicos alteran las hormonas y a la larga pueden llegar a provocar diferentes tipos de cáncer.

Pero centrémonos en medidas más normales, las nuestras. Y veamos individualmente cómo nos afecta el plástico que consumimos en nuestro día a día, si somos capaces de deshacernos de él, y busquemos alternativas.

La rutina del plástico

Nos levantamos y lo primero que hacemos es apagar el despertador, de plástico. Vamos al baño y nos lavamos la cara con cosméticos elaborados con derivados del petróleo, microplásticos. Usamos exfoliante con microesferas procedentes del plástico y cremas hidratantes con este tipo de toxinas. Efectivamente, el tubo dentífrico es de plástico y la pasta de dientes contiene partículas de este mismo material. Y si te maquillas, ya sabes la cantidad de productos de maquillaje que llevan sustancias nocivas, parabenos o con microplásticos, imperceptibles a la vista, pero que nuestro cuerpo si lo aprecia.

De este modo estamos envenenando cada mañana nuestro cuerpo sin tener que ingerir ningún alimento. Del baño nos vamos a la cocina para desayunar. Pan envuelto en plástico. Fruta en bandejas individuales de plástico. Zumo en botella de plástico dentro de la nevera, al igual que el agua, para refrigerar las bebidas. Y el café, que ¡cuidado!, ahora hay cápsulas de plástico que a altas temperaturas crean disruptores endocrinos, al igual que a bajas temperaturas. Si esto es solo la primera hora del día, imaginaros las 15 horas restantes que nos tiramos despiertos, y sobre todo lo que acumulamos durante toda nuestra vida.

¿Cuáles son las posibles alternativas?

Parece imposible <span»>vivir sin plásticos, pero es factible. Hasta hace poco más de un siglo y medio podían vivir sin plásticos, pero ¿Y ahora, qué ocurre? Solo tenemos que crearnos nuestra propia rutina ecológica libre de tóxicos, y concienciarnos de los productos que podemos utilizar.

  • En la alimentación está claro,
  • cuanto más fresco, ecológico y por supuesto menos precocinado, mejor. Llena tu malla de tela con la mejor fruta y evita bolsas o recipientes de plástico que no te aportan nada.
  • En cuanto a recipientes de plástico, hay que sustituir lo que se pueda por vidrio o cristal. Incluso hace relativamente poco, se ha creado un nuevo envase sostenible a partir del hueso de la aceituna, material compacto y resistente, biodegradable y compostable.
  • Hay que incorporar en nuestra rutina diaria los cosméticos ecológicos, que aunque nos parezcan más caros, no lo son. Hay que tener en cuenta la duración del producto, la composición y el beneficio para nuestro cuerpo. Aprovecha que las marcas están sacando líneas totalmente ecológicas para ir modificando poco a poco el tipo de consumo.
  • Ahorrar tanto económicamente, como en uso de envases. Evita comprar botellas, si no es totalmente necesario, que no lo es. No solo tu bolsillo te lo agradecerá, sino tu salud y la de los tuyos, también. Cambia las botellas de agua de plástico por purificadores de agua, que te ofrecen un agua de calidad con un filtrado completo de las sustancias perjudiciales para tu salud. De esta forma evitas los componentes nocivos de los plásticos para tu organismo.

Aquí te ofrecemos los primeros pasos para un buen cambio, al igual que te mostramos los motivos. Ahora lo que falta es que tú des el siguiente paso, ese que inicia el camino para ayudar a cambiar el mundo. Porque aunque no te lo creas, tu eres el inicio para que la sociedad comience a arrancar hacia una evolución sana y un desarrollo natural. Di no a los plásticos. Di no a la revolución de la contaminación.